Tener un hijo cuesta…

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Rosa Maestro es madre de dos niñas: Alba (13) y Luna (8). Las dos son muy especiales. Y no solo como todo hijo lo es para su madre sino más bien como cuando consigues algo que creías imposible.

Alba es resultado de una inseminación y Luna fue primero adoptada a través de la kafala o acogimiento en Marruecos hasta que Rosa consiguió su adopción plena. «Ellas saben de dónde vienen desde siempre porque creo que es muy importante compartir con ellas sus orígenes«, dice convencida.

Su convencimiento sobre las ventajas de estas dos formas de llegar a la maternidad soltera la ha llevado, entre otras cosas, a crear la web Masola (Madres solteras por decisión propia y otros modelos de familia) donde comparte ideas, consejos y noticias para todas aquellas que, como ella, quieren tener hijos pero no por los cauces biológicos más tradicionales.

«Había tenido relaciones de pareja pero no eran lo que yo quería ni los veía como padres. Estuve tres años mirando las opciones de la reproducción asistida y, poco antes de decidirme, empecé a salir con un chico. Tenía 38 años y veía que la relación no funcionaba así que decidí seguir con el plan inicial de tener la niña sola«. Así que se sometió a un proceso de inseminación, con tan buena suerte que se quedó embarazada a la primera.

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