La tensión arterial a la altura del cuello asciende, mientras que en la parte posterior de la tibia y el pie desciende drásticamente. Además, muchos de los vasos que irrigan el cerebro se dilatan más de lo habitual, lo que incrementa la afluencia de sangre a ciertas zonas.
No obstante, permanecer demasiado tiempo patas arriba comporta serios riesgos, ya que el aumento de presión arterial puede terminar desembocando en un edema o acumulación de líquido, lo cual conduce a la reducción del riego sanguíneo y, en última instancia, la muerte cerebral.
Fuente: Muyinteresante.es



















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