Piscinas naturales españolas

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Te bañarás en agua mineral, tan cristalina que verás la compañía de las truchas en todo momento. Si seguimos el cauce del Río Arenal, nos alejaremos del gentío y disfrutaremos de saltos de agua inigualables.

Trasladándonos al entorno marítimo, la piscina natural de Cala Bramant, en Girona, tiene la forma de un útero, con rocas verticales de 10 metros de altura que sirven para aislarlas completamente del exterior. Está situada en un entorno salvaje al que podemos acceder caminando, y su aislamiento de arenas gruesas nos puede hacer olvidar que es un pedazo de mar.

Mucho más abajo en el territorio nacional, y en un mar que cambia de nombre, El Charco Azul en las Islas Canarias, forma parte de una familia de charcas de aguas cristalinas que nos dejarán boquiabiertos. Cada una de estas piscinas es alimentada por las mareas, por lo que varían en sus profundidades.

Nacidas de un entorno diferente y tierra adentro, el Río Cabriel, en la provincia de Cuenca, ha hecho posible la piscina natural del Paraje de las Chorreras. Esta piscina de máxima limpieza líquida está alimentada por cascadas que dan lugar a estos estanques color esmeralda.

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