‘The Americans’, contraespionaje en la América de los 80

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Este conflicto interno entre sus sólidas concepciones políticas y la jugosa realidad del capitalismo es uno de los puntos fuertes de la serie, quizás el más interesante y verosímil, y se demuestra especialmente en el caso del hombre, Philip, que actúa con muchas más dudas que su fría y complicada mujer, Elizabeth, con una personalidad mucho más compleja.

Otro de los puntos de apoyo de la serie es la propia relación amorosa entre los protagonistas, obligados a enamorarse o hacer ver que están enamorados, pero a la vez vendiendo su cuerpo por el bien del supuesto paraíso soviético. Entramado sentimental de lo más complicado y aderezado con importantes dosis de adrenalina propia de las terribles situaciones que ven obligados a vivir, como tener que mentir sistemáticamente a sus propios hijos.

El contrapunto norteamericano lo encontramos en su vecino, íntegro e imperturbable investigador del FBI tras el rastro de estos huidizos agentes dobles que viven justo en frente de su casa. Nuestro amigo estadounidense no se libra tampoco de las complicaciones del contraespionaje al enredarse en un tórrida relación con una trabajadora de la embajada soviética, atrapada a su vez en la tupida red de espionaje y contraespionaje que caracterizó a realidad diplomática entre las dos potencias durante más de 40 años.

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