Nueva tendencia sexual en Rusia para hacer frente a la crisis económica

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¡No hay sexo en la Unión Soviética!”. Cuando el presentador de televisión Vladimir Pozner le pidió a una mujer que comparase la disponibilidad de material sexualmente explícito de su país con el de la América capitalista, esta fue su respuesta. Al instante, el auditorio rompió a reír. La frase se convirtió en anécdota y pronto comenzaron a verse chapas con sus palabras. Tras la caída del bloque comunista, un periodista moscovita dio con la celebridad detrás del eslogan. Se encontró a una mujer de mediana edad con todos los atributos de la feminidad convencional (catalogada como decadente y burguesa durante la época de Stalin) y decidió titular la entrevista: Hay de todo en Rusia, también sexo”. Ahora que los rusos han dejado atrás la frigidez femenina y el tabú sexual, hacen frente a los desafíos de siempre con una mentalidad más abierta que no a todos convence.
Una alarmada prensa local se ha hecho eco de una nueva y particular tendencia entre las mujeres: ofrecer sexo a cambio de servicios como la fontanería, instalación de muebles, reparaciones mecánicas, mudanzas e incluso pasear perros. Tiene una explicación: la crisis en Rusia duele, y mucho, y la población recurre a todo tipo de ingenios y remedios para mantener su nivel de vida.
En un país golpeado duramente por la crisis del petróleo, en el que la mitad de los ingresos depende de la venta de hidrocarburos, este tipo de tareas domésticas son un lujo que no todos se pueden permitir. Y no solo eso, también contribuyen las sanciones que Estados Unidos y la Unión Europea adoptaron contra Moscú por la anexión de Crimea y el apoyo a la rebelión separatista de las regiones de Donetsk y Lugansk. La crisis está acarreando tal aumento de la pobreza que la proporción de pobres del país podría volver a los niveles de 2005.

Sin tabúes

Esta nueva tendencia sexual ha tomado fuerza en la región de Buriatia, en Siberia. “Debido a la crisis económica, el sexo se utiliza para pagar este tipo de servicios tradicionales. Incluso hay comunidades online formadas especialmente para este propósito”, señala el diario local.
“Busco a un hombre que pueda instalar unos cables en dos habitaciones de mi piso”, muestra un anuncio de Internet (con selfie erótico incluido) a cambio de un encuentro íntimo, al cual se ofrecieron unos nueve hombres. Otra chica ‘regala’ un encuentro íntimo si alguien le consigue muebles nuevos: “Me reuniré con cualquiera que a cambio de sexo me dé un sofá. Chica de 23 años. Si te interesa, dale al ‘me gusta’”. Obtuvo 21.
Una de estas comunidades online, de un pueblo a orillas de lago Baikal, ofrece estos servicios de una manera algo más camuflada: “Si necesitas un servicio, pero no puedes o no quieres gastar dinero, se puede negociar”.
Por su parte, los usuarios masculinos ofrecen allí mismo sus habilidades a cambio de que les satisfagan sus deseos carnales: “Hago arreglos en el hogar: consigues placer y renovación”, se jacta uno de ellos. Otro simplemente se ofrece como taxista a cambio de sexo.

Siempre son mujeres

Lo que algunos entenderán como una situación ‘win-win’ (todos ganan), otros la verán como un ejemplo más de la explotación de la mujer, pues son siempre son ellas las que ofrecen su cuerpo y ellos su maña. La prostitución es ilegal en Rusia y muchas mujeres tienen que recurrir a este tipo de lagunas que les ofrece Internet para subsistir.

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