Lo que hay dentro de la Fiesta Sexual más lujuriosa de Manhattan

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Durante el evento se suceden los espectáculos. Una asistente vestida de blanco virginal se queda fascinada ante el show erótico entre una especie de sacerdote disfrazado con una máscara dorada y una mujer que lleva una falda de PVC con una cremallera situada en un punto estratégico. En otro lugar de la suite, un varón con el rostro cubierto lleva atada de una cadena a una joven vestida con una capa y un tanga de mínimas dimensiones que se desplaza a gatas con el pecho completamente descubierto. A su paso, la mujer lame las piernas de las otras asistentes: “me encanta ser una gatita”, ronronea: “¿no te gustaría acariciarme?”

Con todo, algunos asistentes se lamentan de que el panorama de la fiesta de Nueva York tiene menos categoría que las orgías de Los Ángeles. La gente se muestra menos participativa y más ‘voyeur’. ‘The New York Post’ señala que algunos parecen más interesados en coleccionar contactos profesionales que en hacer el amor. Cuando una de las participantes no accede a los deseos de su interlocutor masculino, le entrega su tarjeta de presentación como premio de consolación. Nicolas de la Kethulle, director de operaciones de Snctm, cree que todo esto se explica porque “en Los Ángeles somos más frívolos, ya que allí llevamos más de cinco años”. “Nueva York es diferente” señala Lawner. “Aquí hay gente que viene de todas partes del mundo”.
 Los hombres pagan 1.875 dólares para poder acceder a la fiesta. Si van acompañados de una dama, el precio se reduce a 1.500. Para ellas la entrada es gratuita. El número de féminas que acuden a las reuniones de Lawner triplica al de los de varones. Las 75 mujeres presentes van de los veinte años hasta más allá de la cuarta década.

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