La neurociencia explica por qué el coito da tanto placer

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El placer, la risa y el miedo se originan en la misma región cerebral. Prueba de ello es que, mientras algunas sustancias como la anfetamina o la cocaína amplifican los efectos de la dopamina y estimulan la necesidad de buscar rápidamente apareamiento, ciertas medicaciones, como los antipsicóticos o los antidepresivos, bloquean la producción de dicha hormona, lo que provoca que se sienta un menor deseo sexual.

Aquí es donde llega el mayor problema (para los científicos): el orgasmo, que dura muy poco tiempo, pero en el que ocurren muchas cosas. Chaterjee asegura que si algo tienen en común hombres y mujeres durante dichos momentos, es que el área ventral del estrato, donde se incluye el núcleo accumbens, es parte activa del proceso. La mayor parte de investigaciones apuntan a que es en este núcleo donde se origina el placer, pero también otras capacidades del ser humano como la risa, el miedo o la recompensa.   

“Yo ya”… y el cerebro también

El orgasmo no sólo activa determinadas zonas cerebrales, sino que también paraliza otras, explicando el concepto de “pequeña muerte” (o “petite mort”), que servía para referirse al desvanecimiento postorgásmico que se producía durante el período refractario, es decir, aquel que ha de pasar entre un coito y otro para que el hombre se recupere.

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