La teoría de los opuestos

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Es bueno aprender a no tomarse un “no” como un “no quiero verte más”, pero también sé que hay que tener un límite, está en juego nuestra autoestima. Lo malo de esto es que cuanto más insistas o más atención reclames, menos ganas tendrán de dártela. La teoría de los opuestos. A los cinco meses sin verse, parece que el chico acepta quedar de nuevo con ella. La excusaréis si tenéis en cuenta que el buen sexo engancha mucho y todos, sin excepción, nos hemos arrastrado más de la cuenta alguna vez.

Sin embargo la cita no llega a producirse porque, según él, la ve muy interesada y él no quiere hacerle daño. Por lo que sabemos, el tipo va quedando con otras chicas de Badoo (mi amiga no será orgullosa, pero tiene una gran habilidad para el espionaje online). Supongo que, a ellas, no le importará “hacerles daño”.

En mi opinión, estamos ante un caso de la teoría de los opuestos: un hombre activo, un depredador para el que la caza es más importante que la presa. No interesa que el objeto de deseo se presente a nuestra puerta con un lacito rosa. La magia del deseo está, precisamente, en conseguir algo que no tenemos. Es un reto, no son sentimientos. Mi amiga se lo estaba poniendo demasiado fácil a Hugo, de la misma manera que yo se lo puse fácil al chico de la discoteca.

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