Cuando las trabajadoras Sexuales experimentan placer con los clientes

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Hasta que no me pongo mi pijama y dejo de oler a perfume no me siento en mi piel. La lencería es como un uniforme de trabajo

Algunos de sus clientes llevan con ella desde que empezó. Según su testimonio para ellos es: «una novia, o una esposa extra. Han estado conmigo durante sus divorcios, la muerte de su mujer… montones de cosas. Me he convertido en algo muy parecido a familia para ellos».

Ella ha construido un personaje en su trabajo y dice que no se trata de ser sexy sino de «manipular a los hombres«. En lugar de crear un estereotipo de trabajadora sexual, tras estudiar y reflexionar: «decidí una estrategia de marketing. Parezco muy joven y soy muy mona, así que traté de ser la típica chica de al lado. Siempre visto de forma conservadora y llevo un maquillaje muy mínimo».

Lilith y Cherry

El caso de Lilith es similar al de Samantha. Su placer es algo muy distinto a su trabajo y al hablar de lo que hace se centra en la creación de su personaje: «Cuando trabajo siempre llevo lencería, braguitas sexys… Hasta que no me doy una buena ducha, me pongo mi pijama y dejo de oler a perfume para oler a mí misma no me siento en mi piel. La ropa interior es como un uniforme de trabajo». Y lo compara con los bomberos, que seguramente no se sientan sexys aunque lo estén. Ella con su pijama de franela se siente más sexy, porque no está trabajando.

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