Cómo es… según su trabajo

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Pocas cosas dicen más de una persona que la profesión en la que trabajan, bien sea porque la han escogido en función de como son, o porque se han hecho a ella tras años de experiencia. Es lo primero (tras su nombre) que te dirá de sí misma cualquier mujer en la que estés interesado, y con solo una palabra puedes obtener mucha información. Atento a este primer análisis de mujeres profesionales, que te ayudará a saber cómo es, cómo tratarla y, sobre todo, si es para ti.

  • Periodista. Si haces faltas de ortografía, dices dijistes o escribes «Te hecho de menos», puedes pegarte un tiro antes que salir con una periodista, la muerte será menos dolorosa. Sí o sí, se pasará la vida corrigiéndote, algo que herirá profundamente tu orgullo. Porque basta una tilde mal puesta, un verbo mal conjugado, o confundir una b y una para que sus ojos lloren más que en la boda de su mejor amiga. Abstenerse también hombres infieles, a cualquier mínima señal desplegarán todas sus armas y montarán una investigación digna del CNI. Por lo demás, saben tratar con la gente, son simpáticas y saben un poco de todo.
  • Farmacéutica. Las hay de dos tipos: las yonkis que te darán pastillas hasta para el callo del dedo meñique del pie izquierdo, y las que, al saber todo lo que llevan los fármacos, no se toman nada aunque tengan 40 de fiebre o estén a punto de entrar en coma. Saben escribir (y pronunciar) nombres larguísimos que suenan a chino y que tú nunca serías capaz de recordar. Su facultad es, junto con la de derecho o económicas, una de las de más índice de pijerío por metro cuadrado. Así que si no eran pijas, se vuelven así en los cinco (o nueve) años que se tiran estudiando como si no hubiera mañana.
  • Psicóloga. Cualidad intrínseca: sabe escuchar. Pero ojo, a cualquier cosa que le cuentes te dará un diagnóstico, aunque no se lo hayas pedido. Se pasa el día entre personas, cuanto menos, raras, así que a poco normal que seas le parecerás el príncipe Felipe. Además, tienen más paciencia que un santo y son capaces de aguantar carros y carretas, una gran virtud de la que solo te podrás beneficiar.
  • Profesora. Lo mejor (y lo peor) de su profesión es la cantidad de festivos y días de vacaciones que tienen al año. Lo mejor para ella, lo peor para ti, que te mueres de envidia. Se enojará cada vez que te metas con la carrera de Magisterio, aunque tú seas ingeniero aeronáutico y le enseñes los verdaderos tochos que tenías que estudiarte. Eso sí, hay que reconocerle el mérito de lidiar con 30 niños en una clase, que se dice pronto. Está acostumbrada a chillar y a reñir, por lo que más vale que te portes bien o te caerá una buena bronca (a la que solo podrás contestarle con un «sí, seño«). Pro: con ella cumplirás tu fantasía desde los diez años.
  • Música. Los músicos son la gente más bohemia y más loca que existe sobre la faz de la tierra. Pero antes de salir con una debes saber que tiene un hijo, su instrumento, y que nunca jamás le harás elegir entre él y tú, porque muy probablemente saldrás perdiendo. Aunque tenga su trabajo estable de lunes a viernes, olvídate de pasar los fines de semana con ella en casa, siempre tendrá algún concierto en no se qué pueblo o algún ensayo con no se qué orquesta. Y en cada uno hará decenas de amigos, porque otra cosa no, pero tienen más vida social que un RRPP. Por algo suelen decir que solo un músico aguanta a otro músico.

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