Lo último en alojamientos bizarros es el hotel-búnker, un refugio a prueba de guerras y bombas. La construcción de Fort Vuren, reconocida como monumento histórico en Holanda, ha sido transformada en un Bed&Breakfast. No apto para claustrofóbicos, este curioso hotel hace de las paredes gruesas y los espacios reducidos su mejor valor. La sala principal, por ejemplo, mide 3×3 metros y 1,8 metros de altura. Eso sí, compensa la angustia que puede provocar semejante zulo con un espacio exterior, para que los huéspedes puedan disfrutar de la naturaleza y los alrededores.



















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