Bondage y sadomaso: ¿Placer o dolor?

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Para muchas parejas, independientemente de su orientación, los juegos de poder, sumisión y dolor forman parte de la relación. Pero todavía podemos hablar de personas que tan sólo consiguen obtener placer prestándose a actividades sexuales extremas en relación al dolor.

Hace apenas unos días Shangay.com publicaba un listado de juguetes eróticos para gais y lo que llamaba la atención era que varios de ellos parecían pensados para jugar con el dolor: pinzas para pezones, ganchos anales, cockrings que parecen proceder del atrezzo de “La matanza de Texas”, esparcidores anales que podrían estar en cualquier taller mecánico… Y todo ello con la calificación de aquello “que ningún gay debe obviar”.

Pero ¿existe una justificación científica para esa atracción placentera por el dolor? Al parecer sí.

En primer lugar el placer y dolor comparten el área del cerebro donde se generan, la línea que los separa es muy pequeña y ambas sensaciones primarias activan el mismo circuito cerebral y liberan dopamina.

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