Pasa tu lengua suavemente por su espalda, empezando por la nuca hasta llegar a los glúteos. Roza apenas su piel y hazle sentir tu respiración. Al igual que las caderas, los hombros, el vientre o las muñecas, la espalda es una zona erógena poco conocida por los hombres que es, sin embargo, una de las más apreciadas por lo que a las damas se refie.
Fuente: El Confidencial



















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